
El ser humano nace como todos los vivientes, crece, se desarrolla y muere. Los humanos a menudo hablamos con la muerte y no nos damos por enterados.
La muerte vive con nosotros, conoce nuestras actuaciones y se burla de nuestra ignorancia sobre ella. Todos sabemos y aceptamos que moriremos, pero no lo admitimos de alguna manera por miedo a la realidad contra la existencia.
Muy pocos seres humanos pensamos en la herencia que dejaremos al morir, en ocasiones, pensamos en la familia, en amigos y hasta en los irracionales animales. A todo esto vivimos con el miedo a decidir para no equivocarnos o fracasar.
Es muy difícil que la gente tenga en cuenta el precio de un amigo, cuánto cuesta hacerlo, que tiempo dura formarlo y que tan poco nos cuesta mantenerlos después de años de amistad. Muchas veces perdemos los amigos en corto tiempo sin valorar el tesoro que despreciamos.
Detalles ridículos, ponen fin a largas y provechosas amistades que a veces se combinan con esta y el sentimiento filial… padres, hijos, hermanos, primos y otros familiares que en el transcurso de la vida, nunca fueron amigos, ex parejas que al término, solo queda la herencia del odio y la maldad que revienta los sentimientos filiales con referencia y rencores.
A todo esto, existen amores que jamás se manifiestan por el “síndrome” al fracaso, miedo a lo desconocido, al fantasma del sentimiento humano, al adelanto de la imaginación combinada con las ovaciones de falsas o reales informaciones cerebrales que anidamos, a veces sin valorar el cambio biofísico de la propia conducta de la existencia, que en ocasiones nos lleva a querer pensar lo que el otro piensa o podría pensar. Esta mezcla conductual que alberga la inseguridad humana en su existencia moral, lo coloca en el cultivo de miedo en sensación de peligro fundado e infundado, pero aprisionado en la interior “inteligencia” humana.
Ese miedo que revertimos a un trastorno de ansiedad que comúnmente llevamos, nos impide ser eficientes, exitosos, transparentes, inhibidos y hasta poco amorosos y afectivos.
Estas causas tienen una relación con la antiquifobia, el deseo de ser exitoso y temor al fracaso, tipificación del “síndrome” prisionero del terror que padece, o el miedo a equivocarse.
Esta sensación la padecen empresarios y obreros que venden sus fuerzas de trabajo pero sin conocer a sus patrones, al igual que políticos y funcionarios que no saben cómo llegaron ni que hacen en las funciones que desempeñan.
Estos patrones en ocasiones se atrincheran bajo la cobija de la función pública y terminan en burócratas disfuncionales como simple custodia del empleo que les proporciona la forma de vida.
A todo esto se suma la existencia de la alta tecnología y la torpeza de su manejo, convirtiendo al individuo en un irresoluto sin coraje ni decisión.
Muchos funcionarios públicos y privados, sufren la antiquifobia, estancando el desarrollo empresarial o de la nación, estos llegan hasta desconocer responsabilidades ante sus inmediatos y crean crisis productivas y decae la calidad de las mismas. No saben aceptar o tomar decisiones y mucho menos, no logran identificar el concepto intelectual de sus aliados y terminan entregados a la antiquifobia.
Tremendo artículo que en sus párrafos nos revive muchísimos de los momentos conque hemos vivido y pasado en nuestra existencia. Gracias Pedro.
Mil Bendiciones mi hermano no esperaba menos de Ud. Excelente iniciativa y mejor aún esté articulo cargado de tantas verdades que te invitan a reflexionar te dejan una enseñanza.
Acabo de dedicar unos minutos para leer tu artículo sobre la Antiquifobia ,no conocía el término pero si tenía una idea de la definición q diste.
Esta muy interesante y de verdad me invita a reflexionar al respecto.
Te exhorto a continuar escribiendo temas como este, en lo particular lo encontré sumamente interesante.
Este articulo expresa una realidad sin duda al equivoco, bueno el caso particular mio, es una expresion bien claro de esta e posición, llegue al Estado dominicano, cuando se me ofrece un salario muy malo, y cuando tengo tres años sin ver ningún aumento ni cosa parecida, inicie mi negocio personal, de la cual vivo sin necesidad de recibir aumento, vendo productos naturales y gano más que mi salario. Por lo que tanto mi esposa y yo estamos presto a obtener la pension por edad. Asi que este articulo dice una gran verdad y sobre todo, las personas del Estado Dominicano, quieren la pasibidad.
Excelente artículo